Toluca, Edomex; 23 de
diciembre de 2024.- Fue un buen año para el gobierno delfinista. El 2024,
Morena reivindicó su posición como primera fuerza electoral del Estado de
México. Arrasó en las elecciones federales y locales. Fue la entidad que más
votos aportó al triunfo de Claudia Sheinbaum. Obtuvo una mayoría calificada en
la Legislatura local. A partir de la próxima semana, junto a sus aliados
políticos, gobernará en más de 90 Ayuntamientos. Mejor imposible para sus
primeros doce meses en el ejercicio del poder público para la morenista.
Delfina Gómez ha logrado
imponer su estilo de gobernar. Desde Palacio de Gobierno ha incidido en la toma
de decisiones de otros poderes e instituciones. Su grupo político se ha fortalecido
a pasos agigantados, Francisco Vázquez fue designado coordinador de Morena en
el Congreso local; recientemente Liliana Dávalos fue nombrada al frente del OSFEM;
Luz María Hernández fue electa dirigente estatal de Morena. Hacia el segundo
año de su mandato, y de manera discreta, se ha dejado sentir en el gran aparato
gubernamental.
En el 2025, vienen
tiempos de definiciones, donde todo apunta a consolidar la presencia del
morenismo en la entidad. En apenas un par de semanas, en el Poder Judicial deberá
designarse una presidencia interina. Conforme a las premisas del gobierno
federal, en el mes de junio se elegirá a jueces y magistrados. También en el
mes de mayo, se definirá la sucesión de la rectoría de la UAEMex. El cambio del
régimen priísta al morenista, hasta ahora, ha sido más de grupo político y de
personas, porque las formas políticas prevalecen.
En contraparte, desde la
oposición, ha sido un año para el olvido. La coalición electoral del PRI, PAN,
PRD fue un rotundo fracaso. Perdieron sus bastiones como Atlacomulco, Toluca,
Naucalpan, Tlalnepantla, Cuautitlán Izcalli. El priísmo padece de una renuncia
pronunciada de sus liderazgos políticos. En menos de un año, ha tenido tres dirigentes
sin capacidad de cohesionar lo que antes fue el partido hegemónico y dominante.
En el PAN, secuestrado por una camarilla, también ha perdido militantes, hoy en
cargos de elección desde Morena. El PRD sobrevive con respiración artificial, y
mantuvo su registro a nivel estatal.
El delfinismo aún tiene
una encomienda pendiente. No hay, hasta ahora, un programa, acción u proyecto
propio que le permita posicionar su imagen política entre los mexiquenses. En
su mayoría, ha dependido de las acciones del gobierno federal en materia de
programas sociales, salud e infraestructura. No basta con que sea identificada
como una gobernadora cercana y humilde. Al final del sexenio, es importante
saber cuál será su legado, más allá de asumirse como la primera gobernadora
mujer, o quien marcó la alternancia electoral frente a casi cien años de
gobiernos priístas. El tiempo avanza aceleradamente.
En paralelo, los
triunfos electorales no pueden ser cheques en blanco. Desde el gobierno, debe
haber lugar para la autocrítica. No todo funciona adecuadamente. Hay grandes
pendientes en materia de seguridad, educación, salud; y también hay integrantes
del gabinete que no han estado a la altura de sus encomiendas. La gobernadora
debe tomar decisiones y corregir el rumbo.
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