Toluca, Edomex; 10 de
mayo de 2024.- Durante las últimas semanas, quizá meses, el priísmo toluqueño ha
repetido hasta el cansancio que es falso exista una relación política con el
exalcalde Raymundo Martínez Carbajal. La defenestración electoral hacia el
exedil es profunda, es una carga negativa en el objetivo proselitista del 2 de
junio. El exconvicto es para los toluqueños una muestra inequívoca del
desprestigio de la clase gobernante. Raymundo se ha convertido en el enemigo
favorito de los candidatos a la alcaldía de la capital.
Sin embargo, a la
dirigente del priísmo mexiquense, Ana Lilia Herrera le pareció una buena idea
nombrar como subsecretario regional de la Secretaría de Acción Electoral a Mauricio
Martínez Carbajal, quien es el sobrino y operador político por antonomasia del
exalcalde toluqueño. Es un balazo en el pie, para quien he pretendido
desmarcarse de quien utilizó el poder público para sus intereses personales, y
terminó en prisión en una escena para el olvido. La designación parece un guiño
para la famosa estructura electoral de Raymundo Martínez.
Ahora bien, Mauricio
Martínez no estaba desaparecido del mapa político. Hasta ayer era secretario de
acción electoral en el comité municipal priísta que, hace algunas semanas era
presidido por Melissa Vargas y hoy en manos de Aníbal Pedraza. La militancia
toluqueña se ha quejado permanentemente porque el sobrino del exalcalde asumía
que tenía la protección de su tío, y una ascendencia política por su relación
familiar. Y todo hace suponer que no estaba equivocado. La dirigencia estatal
priísta ha decidido premiarlo, y ascenderlo en la pirámide.
De ganar el PRIAN en
Toluca, cuál es el compromiso con los Martínez Carbajal ahora que se ha
encumbrado a Mauricio en el gabinete de Ana Lilia Herrera. O bien, qué tanto se
le debe o cuál fue la amenaza lanzada por los raymundistas para arroparlos,
luego de que ellos mismos se encargaron de promover su posible inclusión con la
andanada eruvielista a favor de la 4T. El ridículo en el que queda Alejandro
Moreno, quien hace algunas semanas se lanzó en contra del exalcalde priísta, es
mayúsculo, porque está claro que Mauricio Martínez no se manda solo.
Es cierto, la disputa
por Toluca parece la joya de la corona para las elecciones de este 2 de junio.
Se trata de una competencia simbólica que siempre ha representado una ambición
histórica para el gobernador en turno. Ahí, el montielismo sucumbió contra el
panista Juan Carlos Núñez. El mismo escenario donde el peñismo fracasó en la
candidatura de su compadre Luis Miranda Nava. Y en el que el delmacismo vio
pasar la oleada morenista de Juan Rodolfo Sánchez.
Hoy más que nunca, el
objetivo delfinista es recuperar la capital mexiquense para su causa; y hasta
Higinio Martínez ha cicatrizado sus diferencias con el “morenismo” toluqueño, y
nos referimos al partido y a la corriente del apellido de quien encabeza la
candidatura a la alcaldía. Y el PRI de Ana Lilia Herrera, en su toma de
decisiones, podría decirse que juega del lado más incierto de la historia,
porque no se sabe si en esta ocasión es a favor o en contra.