OFF THE RECORD 15-12-2023
Toluca, Edomex, 15 de
diciembre de 2023.- En un parpadeo, Delfina Gómez ha cumplido tres meses, un
total de 90 días, como gobernadora del Estado de México. Un tiempo insuficiente
para determinar el cumplimiento ya no digamos de las promesas de campaña, sino
de las expectativas generadas en torno a la Cuarta Transformación. Lo cierto es
que, para algunos sectores sociales el desencanto ya también ha tomado sentido.
Aunque en otros aspectos institucionales, ha roto los esquemas tradicionales
del régimen priísta. El plan de cien días que se cumplirá el día de Nochebuena
habrá quedado corto.
En este primer balance,
Delfina Gómez no cumplirá con la gira de agradecimiento que prometió desde
campaña realizaría por los 125 municipios, para establecer compromisos locales
y regionales. Tampoco ha completado la designación de su gabinete legal y
ampliado, lo que también ha implicado el desplazamiento de diversos grupos
políticos que se veían en el ejercicio del poder. No todas las Secretarías han
despuntado al menos en el diagnóstico de sus áreas para atender la agenda pública.
La curva de aprendizaje en muchos temas administrativos muestra la novatez de
algunos funcionarios.
Las audiencias
ciudadanas se redujeron a una sola en tres meses. Su agenda pública resulta
repetitiva. Sus momentos más consolidados han dependido de la visita del
presidente López Obrador, y en fecha reciente, de la gira de la precandidata
presidencial, Claudia Sheinbaum. Los alcaldes morenistas poco aportan a su
gobierno naciente. La relación con los alcaldes de oposición es distante, no
acudió a un solo informe de la oposición. El Plan de Desarrollo es la gran
expectativa de un arranque incierto e insuficiente.
A su favor está el
respaldo absoluto del gobierno federal. Contrario a lo que se pudiera pensar,
la mandataria mexiquense ha estado abierta con todas las fuerzas políticas. Ha recibido
a dirigentes partidistas y coordinadores parlamentarios. Quienes en campaña la
denostaban, hoy buscan la selfie con la texcocana para justificar su
ascendencia política como opositores. Ha sostenido una buena relación con las élites
empresariales. Su primera crisis, asentada en Texcaltitlán, ha decidido atenderla
personalmente. No pierde el piso en su estilo de humildad; y poco a poco ha
perdido el miedo para enfrentar a los medios.
El sello de la 4T es la
austeridad en el ejercicio de gobierno. Una reducción de plazas laborales; una
disminución marginal de salarios para mandos medios y superiores. Menos ostentosidad
en los eventos públicos. Una mayor gama de programas sociales. Sin deuda
pública en el proyecto presupuestal. Una reivindicación del sistema
presidencial en torno a la figura de la gobernadora. Por ahora, todos los
poderes y los órganos autónomos se han plegado a tener una buena relación con
el Poder Ejecutivo, antes que propiciar una fractura. El modelo de Palacio
Nacional se replica en los estados gobernados por Morena.
Lo que viene, para mal
de su ejercicio de poder, será un año electoral que significará un parón de
casi tres meses por la veda política. Y entonces, Delfina deberá pensar que el
ejercicio de su gubernatura podrá tomar plenitud hacia el segundo semestre del
2024, cuando esté muy cerca de finalizar el sexenio lopezobradorista, hasta
ahora su mayor arropo institucional, político y presupuestal. La suerte
delfinista dependerá para entonces de la eventual victoria de Claudia Sheinbaum,
a quien deberá entregar buenas cuentas en la carrera presidencial. El Estado de
México es fundamental en los votos.