Toluca, 16 de octubre de 2023.- Este lunes, Delfina Gómez Álvarez cumple su primer mes como gobernadora del Estado de México. La morenista ya ha dado pinceladas del sentido social y humanista que pretende identificar en la agenda de prioridades de su mandato. Lo cierto es que, las resistencias del régimen político y la lentitud de cambios en la estructura burocrática, dejan por ahora, las expectativas muy por debajo de lo esperado en el arranque del sexenio.

La gobernadora Delfina Gómez ha significado un clivaje en su agenda pública. Ha puesto en la prioridad de su mandato a los grupos más vulnerables: los campesinos, las mujeres rurales, los animalistas, los deportistas. Por ahora, han quedado desplazadas las élites políticas. Apenas un encuentro con líderes empresariales. Y en un buen síntoma, tampoco se advierte un gobierno militante. Para el delfinismo, parece una prioridad atender a quienes han sido olvidados o ignorados durante décadas por el aparato gubernamental.

Otra característica para la morenista se concentra en proyectar un gobierno austero. Hasta el momento, la mandataria estatal no hace uso del helicóptero oficial para sus actividades públicas. Tampoco pernocta en la Casa Estado de México (falta por ver si la utiliza como oficinas, como ocurre desde hace doce años). Se moviliza por tierra en una camioneta de uso personal. Y mantiene su residencia, en su casa de Texcoco. El propósito es que el ejemplo de ahorro permee hacia los demás integrantes de su gabinete.

Para Gómez Álvarez resulta fundamental el apalancamiento que recibe por parte del gobierno federal. La morenista ha anunciado una ampliación de programas sociales; la transición del Insabi al IMSS Bienestar; y la conclusión de diversas obras de infraestructura con el apoyo del presidente, López Obrador. En los 350 días que restan de la administración federal, la gobernadora tendrá un enorme soporte para conservar su capital político hacia las elecciones de 2024.

Sin embargo, el hecho de que la gobernadora no termine por ejecutar todos los nombramientos de subsecretarías, coordinaciones generales, organismos desconcentrados y descentralizados, impide que exista una operación financiera y política consolidada. Hay trámites suspendidos, pagos de proveedores que paralizan la actividad rutinaria y priva una enorme incertidumbre sobre tareas cotidianas de la administración. También existe un malestar por parte de grupos morenistas que hicieron campaña y no han sido llamados al gobierno.

Un mes es muy poco para poder evaluar el desempeño de un sexenio. Sin embargo, hay espacios de acción en los que Delfina Gómez demuestran dos elementos preocupantes: existe una enorme falta de diagnóstico en diferentes temas de una clase política que buscó el poder durante décadas; y el pago de compromisos partidistas que han integrado al primer nivel, a funcionarios con inexperiencia, lo que costará una curva de aprendizaje su ascenso en el poder público. Bienvenidos a lo que la nueva clase gobernante ha llamado transformación.

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