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El Manual de Maquiavelo 29-05-2023

Francisco Ledesma / Cierre de campaña a la deriva

Iniciaron los cierres de campaña por parte de Alejandra del Moral y Delfina Gómez, pero con una decepción contundente porque sus posicionamientos no terminan por entusiasmar al electorado, ni siquiera a los militantes y simpatizantes de los partidos que las postulan; en una repetición sistemática de lo que hemos visto y escuchado a lo largo de 56 días de proselitismo.


La priísta y la morenista se preocuparon más por demostrar su capacidad de convocatoria, su músculo político, su acumulado enorme de simpatizantes -a través de fotografías panorámicas que fueron difundidas en sus redes sociales y por sus equipos de prensa-, los cuales serán factor decisivo en la movilización de votantes hacia la jornada electoral del domingo 4 de junio.


Si bien, la democracia vive nuevos tiempos, la política debe respetar formalismos, a los que no puede renunciar por innovación o improvisación. Y los discursos de cierre de campaña fueron una reiteración de quienes buscan sacar al PRI del gobierno versus quienes pretenden ponerle un freno a Morena desde el Estado de México, sin una mayor expectativa para los electores.


Ni Alejandra del Moral ni Delfina Gómez pusieron de relieve cuál es el Estado de México que imaginan pudieran dejar como legado tras los seis años de su eventual mandato; ni tampoco, cuáles podrían ser los retos para la población mexiquense en el mediano y largo plazo para tomar la decisión de su voto.


También hubo ausencia de cortesía política. No se detuvieron en agradecer a los actores políticos que les acompañaron, que les arroparon. Quizá, como parte de la defenestración que tiene la clase gobernante, y quien ayer sumaba en el imaginario colectivo, hoy sea quien más reste; o probablemente sea porque no quieren perder el reflector, y que alguien más les gane notoriedad.


Es indudable que tanto Del Moral como Gómez se impusieron como candidatas -en la simulación de un proceso interno-, pero nadie tuvo sensatez para reconocer la unidad de su cohesión política: a pesar de la presencia de Ana Lilia Herrera, Laura Barrera, Martha Hilda González, Elías Rescala y Ricardo Aguilar en el priísmo; o la adhesión en su momento de Horacio Duarte, Higinio Martínez, Fernando Vilchis, Mariela Gutiérrez, Pedro Zenteno y demás morenistas. Ni un asomo de gratitud, también ese pase de lista pasó de largo.


Una elección se gana por sectores, particularmente en lo que suele llamarse las clientelas electorales. A lo largo del proselitismo, tuvieron actos públicos o privados segmentados, propuestas de campaña particulares, pero en el cierre de campaña tampoco hubo espacio para referirse a campesinos, obreros, profesionistas, maestros, amas de casa o estudiantes. Todos son parte del mismo universo: los votantes que tanto necesitan para ganar.


En los cierres de campaña, se impuso la monotonía del proselitismo de los últimos dos meses, en donde abundaron los lugares comunes sobre las problemáticas y las propuestas de solución, pero que, en su conjunto, se reducen a un listado de buenas intenciones. Nada que pudiera dar la nota.


Ese tono de campaña, sea cual sea el resultado del 4 de junio, advierte una sana convivencia para la clase gobernante, pero de muy pocos cuestionamientos desde la opinión pública. Han privilegiado la componenda política, pero también la superficialidad de las campañas, que han evitado trastocar los intereses de las élites del poder público.


Tal parece que la apuesta sigue siendo, alejar al votante de las urnas, y que sean sus militantes y simpatizantes quienes decidan en la jornada electoral.

 

La tenebra

Lo bueno de los cierres de campaña, es que ya acaba un proselitismo que tiene en el hartazgo al votante sin partido, y que aborrece la política.

 


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