Toluca, Edomex. 18 de junio de 2014.- La salida de Raúl Domínguez Rex como presidente del PRI en el Estado de México era más esperada que el partido entre Brasil contra México, y se enmarca en la necesidad de enderezar el barco electoral que tiene para el priísmo mexiquense un escenario por demás desolador. Raúl se va con más pena que gloria, en una defenestración penosa pese a su cercanía con Eruviel Ávila, pues su remoción se decidió desde Los Pinos.
Es altamente probable la unción de Carlos Iriarte como dirigente estatal del PRI, un Golden boy nato, y pese al tiempo y la distancia, sigue siendo uno de los hombres de mayor confianza para el presidente Enrique Peña. Pocos como Carlos conocen las estructuras del partido, los sectores, su militancia, la maquinaria electoral y su funcionamiento. El desafío es que las cosas no salgan de control en 2015, con la renovación de diputaciones federales, locales y alcaldías.
Iriarte también es muy cercano a Luis Miranda Nava –el poderoso subsecretario de gobernación-, y representará una cuña para José Manzur –actual secretario general de gobierno mexiquense-, quien tiene estrecha relación con el titular de Hacienda, Luis Videgaray. La pugna sigue siendo entre los Luises en una soterrada contienda por el control y el poder político del Estado de México. En medio, ha quedado entrampado el gobernador Eruviel Ávila, frente a intrigas palaciegas que se agudizarán en el devenir de los próximos meses.
Si de exgobernadores se trata, la influencia en la eventual elección de Iriarte apunta a favor de Arturo Montiel. El árbol genealógico de Iriarte tiene sus raíces en el montielismo, donde fungió como secretario auxiliar del mandatario, director general de seguridad pública y secretario de desarrollo social. Con el peñismo se convirtió en diputado local, y subsecretario general de gobierno. Es desde hace año y medio alcalde del prominente municipio de Huixquilucan.
En calidad de presidente sustituto, Carlos llegará a hacer una labor de sacrificio al frente del priísmo mexiquense. En principio, porque se trata de una elección que inercialmente será de derrota, en tanto que los escenarios más alentadores le dan la victoria en apenas unos 70 municipios, cuando en la actualidad se gobiernan 92 ayuntamientos. Sabedor además de que su gestión concluirá en octubre del año entrante, apenas pasadas las elecciones intermedias.
A quien tampoco hay que perder de vista es a Lorena Marín, hoy presidenta del PRI mexiquense por prelación, quien podría permanecer en la secretaría general, una posición heredada por Martha Hilda González Calderón. Lorena responde al grupo político de Ana Lilia Herrera, quien apostará por mantener esa dominancia en el priísmo, de cara a las definiciones electorales del año próximo.
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