OFF THE RECORD

Toluca, Edomex. 8 de julio de 2014.- El mexiquense César Camacho Quiroz tuvo su última parada previa a las elecciones del año entrante el pasado domingo, durante los comicios celebrados en Nayarit y Coahuila. Aunque se pudiera interpretar un priísmo arrollador donde el partido en el poder presumió “carros completos” en las contiendas, se debe detener en el análisis sobre la alianza de facto conformada por el PAN y el PRD en Nayarit.

Para empezar, el PRI se ubicó como la primera fuerza electoral de la entidad, ganó 16 de las 20 alcaldías y 14 de las 18 diputaciones por mayoría. En el balance, recuperó presidencias municipales del sur y del norte del estado que eran gobernados por PAN y PRD. Tanto era el interés de los tres principales partidos políticos, que sus dirigentes nacionales, César Camacho, Gustavo Madero y Jesús Zambrano, se refugiaron en Nayarit para cada cual abonar a los resultados a favor de sus respectivas causas políticas.

Sin embargo, la apuesta de panistas y perredistas fue peculiar. Se trató de una alianza de facto, pues en los municipios donde el PAN nominaba candidato el PRD no lo hacía, y viceversa. En la suma de votos, el PRI alcanzó poco más de 190 mil sufragios en la parte de ayuntamientos, y por separado, si se sumarán las preferencias del PAN y el PRD, la ecuación alcanzaría poco más de 191 mil. Si fueran elecciones de gobernador sería un empate técnico con ligera ventaja para PAN – PRD.

En Tepic, la capital nayarita, el PRD no postuló candidato, para abrirle paso al panista, Leopoldo Domínguez, quien ganó la alcaldía. Es diputado local con licencia; y en 2002 ya había competido por la presidencia municipal capitalina, donde entonces fue vencido por el priísta Ney González, quien en 2005 ganó la gubernatura. Tepic representa casi el 35 por ciento del electorado, y por tanto, el triunfo opositor se convierte en una amenaza para los comicios de gobernador dentro de tres años, pues tiene de facto también ya un candidato perfilado.

A la escena han vuelto las alianzas electorales, donde PAN y PRD sacrifican sus bonos electorales a cambio de derrocar al priísmo. La estrategia está en marcha, y se da como un hecho que el mecanismo podría funcionar en varias gubernaturas que estarán en disputa el año entrante, y anótelo, también se podrían consolidar en la contienda de diversas alcaldías –principalmente urbanas- del Estado de México para recuperar sus bastiones que mantuvieron entre 1996 y 2009.

En donde fue un día de campo para el PRI fue Coahuila. A pesar de que el escenario era complejo, luego de los resultados obtenidos en 2012 y 2013 cuando ya había estallado el escándalo de la megadeuda adquirida por Humberto Moreira. Hace un par de años el PRI perdió tres diputaciones federales y las Senadurías de mayoría relativa. Mientras que doce meses atrás, el priísmo de Moreira salió derrotado en las Alcaldías de Saltillo, Monclova y Acuña, tres de las cinco ciudades más importantes del Estado.

No obstante, la maquinaria electoral y un abstencionismo que rebasó el 60 por ciento de la elección, le dieron al PRI el triunfo en los 16 distritos electorales para renovar su legislatura local. Rubén Moreira, el actual gobernador ha asegurado la mayoría en el congreso por lo que resta de su mandato, cuya renovación de gubernatura coincide con Nayarit y el Estado de México, para tener elecciones el primer domingo de junio de 2017.

 

 

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