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OFF THE RECORD

Toluca, Edomex. 4 de julio de 2014.- Se ha ido la primera mitad del año, y han sido sin dudarlo, los seis meses más aciagos del gobierno de Eruviel Ávila Villegas, quien ha padecido de todo. El priísta ha debido sortear un costo político muy alto por decisiones de su gobierno, o bien, por imposiciones que han venido desde Los Pinos para garantizar la gobernabilidad de un estado que se ha vuelto convulso. Lo que viene para el eruvielismo es enderezar la ruta, garantizar un resultado positivo en las elecciones, y terminar decorosamente su mandato.

Los primeros meses comenzaron con adversidad. La cancelación del evento Hell and Heaven representó abrir un frente no sólo con el gobierno municipal de Texcoco –de Movimiento Ciudadano-, sino la serie de reproches por parte de jóvenes que se sintieron agraviados, y vieron en la decisión del gobierno estatal más una circunstancia política que una acción de seguridad. El manejo de crisis no generó un balance positivo. Eruviel y los suyos cargaron con la factura.

Lo más complicado que enfrentó Eruviel fue la crisis de seguridad pública. El municipio de Cuautitlán Izcalli junto con la zona oriente, apilaron cientos de ejecuciones, y llevó al gobierno federal a tomar las riendas de la prevención del delito y el combate a la delincuencia. Está claro que hoy el secretario de seguridad, Damián Canales rinde cuentas en las oficinas de Bucareli, aunque la ola criminal sigue sin abatirse, y permanece como una honda preocupación.

En lo político, el fuego amigo, alimentado particularmente por la clase política del Valle de Toluca, abonó a la posibilidad de una penosa salida de Eruviel Ávila al cargo de gobernador para nombrar a un mandatario interino. Eruviel y su relación con Enrique Peña, han permitido sortear las voces que pretenden desestabilizarlo. Pero fue innegable que entre abril y mayo, Eruviel vivió los momentos más aciagos y vulnerables de su gobierno, con la licencia del cargo redactada sobre el escritorio.

Al final de cuentas, el gabinete eruvielista ha sufrido un vertiginoso cambio en piezas clave. Para fortalecer las piezas políticas que acompañarán a Ávila rumbo a los comicios del próximo año llegaron Pepe Manzur, Arturo Osornio y Carlos Iriarte. Los tres tienen la encomienda de arrojar cuentas positivas para el PRI y el gobierno. Está claro que en el ajedrez político, paulatinamente el equipo más cercano al gobernador ha sido desplazado a un segundo plano.

En los meses por venir, Eruviel preparará su tercer informe de gobierno, y con ello la mitad del camino de su mandato. En adelante, vendrá el proceso electoral y la efervescencia que los comicios causarán en la tierra natal del presidente Enrique Peña Nieto, donde la maquinaria electoral y la fuerza mexiquense –aquella estructura promotora del voto creada por Arturo Montiel- serán puestas a prueba.

 

 

 

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