Toluca, Edomex. 2 de diciembre de 2014.- Arturo Montiel ayer reapareció en el informe de la alcaldesa de Toluca, Martha Hilda González Calderón. El exgobernador mexiquense robó el reflector en el segundo informe de Martha Hilda, una de las mujeres consentidas del montielismo. Hace un año, el priísta sólo acompañó a Carolina Monroy, alcaldesa de Metepec a su informe de gobierno. Ahora se presentó en el evento de la toluqueña, lo que manifiesta los afectos más sólidos de Montiel entre quienes gobiernan a nivel municipal en la entidad.
Martha Hilda, es una de las mujeres más cercanas y que ascendieron en la pirámide del poder político durante el montielismo. En el sexenio de Montiel, la hoy alcaldesa de la capital mexiquense fue subprocuradora de justicia en Toluca y secretaria de Ecología. Hacia 2003, se convirtió en diputada local y presidenta de la Junta de Coordinación Política en reemplazo de Enrique Peña Nieto, cuando éste fue ungido candidato del PRI a la gubernatura mexiquense, y sucesor de Montiel.
La aparición pública de Montiel no es fortuita ni casual. La presencia del exgobernador en la víspera electoral manifiesta su timing político y la capacidad de influencia que pretenderá ejecutar para encartar candidatos. El reto parece ideal, cuando muchos de los hombres en el poder, tanto en el gobierno como en el PRI, son parte de su hechura personal: Peña, Eruviel, Iriarte, Martha Hilda, Carolina, entre otros que podrán incidir en la toma de decisiones. Montiel apareció en 2011 e impuso a Eruviel. Hoy el atlacomulquense sigue vigente, porque nunca se fue.
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A propósito de elecciones, donde deben encender los focos de alerta es en Los Pinos. Los bajísimos niveles de aprobación de Enrique Peña, ubicados en el 39 por ciento de quienes avalan su gobierno, desnudan la inoperancia de quienes deben comunicar su proyecto político. Las encuestas son percepción, y la imagen del peñismo entre la opinión pública es la más raquítica de los últimos 20 años, pasando por Zedillo, Fox y Calderón. Y apenas ha iniciado su tercer año de mandato.
La comunicación política del gobierno federal se ha concentrado en la figura presidencial de Enrique Peña, y en escasas ocasiones en sus enclaves en el gabinete Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray, en su muy estéril y adelantada lucha por la candidatura presidencial. El resto del gabinete ha quedado al margen de la defensa mediática de las acciones del gobierno. Las consecuencias están a la vista, con una endeble calificación para el peñismo y sus colaboradores.
Por si fuera poco, en los estados, como ejemplo en el Estado de México, muchos delegados de las dependencias federales, han desplazado las acciones del peñismo para plegarse a la figura de Eruviel Ávila. En más de una ocasión, los delegados federales ya han recibido una reprimenda para obligarlos a defender el gobierno de Peña Nieto, que finalmente es quien les confirió el cargo que ostentan. Las cosas no caminan adecuadamente, y con amenazas y regaños, tampoco avanzan con oportunidad.
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